El COVID ha sumido al mundo en una pandemia global de proporciones épicas, alterando la vida cotidiana, suscitando debates y consumiendo ciclos informativos. En el proceso, todos nos hemos convertido en conocedores de los medios de comunicación de la salud, ya que hemos luchado con la forma de navegar por la naturaleza en constante evolución de la pandemia, viéndola y sus efectos persistentes a través de nuestras perspectivas personales.
Sin embargo, es posible que no tengamos en cuenta cómo afectan nuestros valores, actitudes y creencias a la comunicación en torno a la salud y la enfermedad, que son temas profundamente personales y privados, lo que los convierte en temas delicados de comunicar.
Cada cultura aborda la salud y el bienestar de forma diferente, por lo que es importante tener en cuenta la cultura, la diversidad y el origen étnico a la hora de elaborar campañas de comunicación transculturales que calen en un público diverso. La talla única no es la solución.
Pongamos por caso una comparación de los enfoques orientales y occidentales de la medicina y las actitudes generales hacia la salud. Algunas culturas occidentales tienden a centrarse en diagnosticar y tratar una enfermedad o dolencia basándose en los síntomas del paciente. Así, si uno está enfermo, los medicamentos específicos suelen ser el primer enfoque buscado para tratar el problema. Sin embargo, algunas culturas orientales tienden a tener en cuenta tanto los síntomas del paciente como un diagnóstico individualizado de su Qi (o chi). Así, mientras algunas culturas se basan más en terapias farmacológicas, otras tienden a basarse más en el equilibrio de la energía, el ejercicio físico (por ejemplo, qi gong y tai chi) y el uso de remedios naturales a base de hierbas.
Otra forma de verlo no se basa en el tratamiento, sino en la actitud. Por ejemplo, algunas personas de culturas occidentales luchan contra la enfermedad hasta el final, aprovechando todos los tratamientos disponibles para prolongar la vida. En cambio, en las culturas orientales puede que ni siquiera acudan al médico o reciban tratamiento por miedo a sobrecargar a la familia si se les diagnostica una enfermedad grave.
Cuando trabajamos con clientes del sector sanitario, sentamos unas bases centradas en conceptos interculturales, porque la comunicación no es universal. Ahora que nos embarcamos en otro año de condiciones pandémicas, he aquí algunas de las formas en que garantizamos unas comunicaciones sanitarias inclusivas:
La salud es un concepto cultural porque la cultura enmarca y moldea la forma en que percibimos el mundo y nuestras experiencias. Por lo tanto, las diferentes culturas aportan diferentes perspectivas a la salud. Así pues, mientras termina el segundo año de la pandemia mundial y la variante Omicron corre a través de las fronteras geográficas, considere el papel que desempeña la cultura en las conversaciones centradas en la salud.
Le deseo a usted y a los suyos que sigan gozando de buena salud en el nuevo año.
Lisa Warshaw es Senior Vice President de Healthcare Media Relations en Current Global. Tras haber vivido, trabajado y viajado por más de 30 países, Lisa teje una perspectiva intercultural para crear campañas de comunicación estratégicas, omnicanales e impactantes en los sectores sanitario y científico.
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