16.08.2023 Por Holly Ward, Directora de Consumer

Para reflexionar sobre la innovación.

Las principales tendencias que he observado en la ronda habitual de ferias de alimentación y bebidas son el sabor y la innovación en el sector del impulso. Pero muchas de las opciones alimentarias a las que nos hemos acostumbrado en los últimos años parecen lujos en esta época de recortes del gasto familiar. Noticias de la British Retail Consortium y KPMG sobre los minoristas que ofrecen más precios promocionales en un intento de aumentar las ventas estivales tras un decepcionante mes de julio pone esto aún más de relieve.

En la industria alimentaria, la existencia de "alternativas saludables" demuestra que comer sano sigue siendo la excepción, no la regla, sobre todo ahora que la "cocina casera" se percibe como más cara y lenta que nunca. El hecho de que hablemos de "darnos un capricho" y de "placeres culpables" demuestra lo compleja que es nuestra actitud ante la comida.

Esto no es nuevo: en los años 70 nos enseñaron a demonizar las grasas y a abrazar los edulcorantes artificiales; ahora nos dicen que lo artificial es malo en todas sus formas y que un poco de lo que te apetezca no te hará daño. Hay grasas buenas y grasas malas, azúcares buenos y azúcares malos, y el creciente movimiento vegano nos hace cuestionar la dependencia de los lácteos de toda la vida. Pero la alimentación vegetal conlleva sus propios problemas medioambientales y de impacto en las comunidades agrícolas locales. Según Marion Nestle, profesor durante muchos años de estudios alimentarios en la Universidad de Nueva York, el hecho de que esté esencialmente sobreprocesada podría ser un obstáculo para la longevidad. Es un panorama confuso, sobre todo cuando sólo se quiere comer bien sin caer inadvertidamente enfermo o acabar con el sustento de alguien.

En años anteriores, los temas que impulsaron la innovación en la alimentación se centraron en marcas con la misión de hacer algo asombroso y revolucionario: todo hecho en la cocina de Bob o en la granja de Lucinda, con los ingredientes artesanales más puros procedentes de proveedores que nadie había encontrado antes.

Así que ha sido refrescante ver que el sabor es una prioridad. Suena obvio, ¿verdad? Pero ha habido veces en las que he salido de una feria de alimentación tan llena de lo que parece serrín o de ingredientes mágicos tocados por las lágrimas de cabras vírgenes al pie del Himalaya que al final se me ha antojado un Dairy Milk.

En los últimos ocho años me ha dado la impresión de que por cada lanzamiento de éxito había al menos 20 más que habían sobredimensionado una solución a un problema muy específico. Yo no podía entender los tentempiés saludables, artesanales y veganos para camioneros de larga distancia.

Los verdaderos ganadores del momento son los que comprenden el valor de la tecnología alimentaria y cómo utilizarla bien. El rápido crecimiento de la biotecnología en la fabricación de alimentos y el uso de la tecnología en los métodos de distribución atraen inversiones a un nivel diferente de la humilde historia de una start-up de mesa de cocina. Desde Meatable, la empresa holandesa de alternativas a la carne fabricada en laboratorio que atrajo 47 millones de dólares en financiación de serie A, hasta Allplants, la empresa británica de suscripciones vegetarianas que consiguió 52 millones de dólares en financiación de serie B, leer el mercado es más importante que la pasión ciega en tu creación.

He visto en mi feed de LinkedIn al menos a cuatro fundadores en el último mes anunciando tristemente el final de la andadura de su marca. Siempre me entristece, ya que son los innovadores los que impulsan esta categoría y la mantienen interesante. Pero la innovación tiene que ir más allá de los ingredientes: tiene que impulsar todo el modelo de negocio. Los fundadores de Nobl Thirst y Squished, por ejemplo, tienen marcas interesantes: agua envasada de forma sostenible y fruta deshidratada para niños, respectivamente, pero también pasión y pragmatismo que espero les den ventaja a largo plazo.

Todo lo relacionado con nuestra forma de comer ha cambiado en los últimos 50 años, desde lo que comemos hasta con quién comemos y dónde comemos. Así pues, es hora de que las nuevas marcas de este mercado tan competitivo adopten un enfoque holístico de lo que han fabricado. Fabricar un gran producto es sólo el principio del camino.